Como decía en otros post, leer es la esencia y fundamento del escritor, por esto mismo de cada lectura hay que sacar el máximo provecho; subrayar, anotar, sacar ideas tanto de argumento como de estilo, etc. Pero, ¿no os pasa también que de estáis hablando con cualquiera de la más mínima banalidad y de repente, de la nada, os surge una idea buenísima que tenéis que escribir?
Pues bien, teniendo todo esto presente y habiendo aprendido que leer es genial, pero que si lo compartes y verbalizas las ideas cogen otro matiz más profundo, surgió la ocurrencia de montar un club de lectura. Contacté con algunas amigas, propuse el estas reuniones, como todos tenemos gustos diferentes pedí a cada una un par de títulos que les gustaría leer y así creamos una lista a la cual recurriríamos por sorteo para ir decidiendo el libro de cada mes.
Una de las muchas ventajas del club de lectura es precisamente la variedad de los libros. Normalmente, como escritores o simplemente lectores ávidos solemos tener más predilección por un género que por otros, hay otros que van leyendo los últimos best sellers y otros que sólo leen clásicos. El club de lectura nos permite salir de nuestra zona de confort y leer libros que jamás se nos habrían ocurrido. Algunos podrán decir que si un libro no les gusta no se lo leen, esto me parece muy bien pero, creo que si se aspira a ser escritor hay que poder leer un poco de todo para poder establecerse realmente en el género o géneros que hayan elegido.
Otro magnífico detalle de un club de lectura es que te encuentras comentando libros con gente muy diferente a ti, en la mayor parte de los casos, por lo que oyes opiniones de todos tipos y muy bien defendidas, esto enriquece como persona muchísimo porque oyes comentarios en los que nunca habrías caído. Al mismo tiempo aprendes de lo que les gusta a los lectores y lo que no, ya que tus compañeros del club de lectura son ante todo amantes de los libros.
El otro día sin ir más lejos estábamos debatiendo sobre un libro que a todas les parecía extremadamente cómico, yo admití que había escenas hechas especialmente para reír pero no me había parecido tan gracioso. Pero ellas me comentaron que se habían partido de la risa y que en determinados casos el libro les había ayudado mucho a relajarse y desconectar. Este es un claro ejemplo de que mi punto de vista era completamente distinto al de las demás y que si algún día me diera por escribir algo cómico, cosa que dudo, tendría que prestar mucha atención al público ya que parezco tener un sentido del humor un poco más exigente, por llamarlo de alguna forma jeje.
Pues lo dicho, hay que leer, mucho, pero también hay que compartir y sobre todo escuchar, enriquecernos con los comentarios de otros y por supuesto aprender, aprender y aprender.
¡Buena escritura compañeros!
Chris T. Nash
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