Comparto con vosotros el fragmento de un poema que escribí hace ya cinco añitos; en agosto de 2015. En plena hora de la siesta, entre el sopor y la vigilia, las luces del sol se mezclaban con el reflejo del agua movida por el viento creando un espejismo onírico.
Al sopor del toldo estival,
se mecía la hamaca.
Un cuadro marítimo
desplegaba olas agitadas
por el viento. El cielo
se vistió de gris y el levante,
juguetón y alborotado,
le hacía cosquillas en los pies.
[...]
Se reescribieron la líneas.
El anhelo se mezcló con el gozo
desencadenando ilusión.
Y todo quedó en paz.
Al finalizar el verano.
Chris T. Nash

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